miércoles, 27 de mayo de 2009

Articulo retrato de un preso.

Normalmente vamos en el metro todos los días hacia el trabajo o hacia clase cansados de hacer lo mismo todos y todos los días de forma ya prácticamente mecánica esperando llegar lo más pronto posible a nuestro destino, pero ¿y si un día subimos en el metro y es distinto? ¿qué tal si viene un grupo de jóvenes y nos da qué pensar para el resto de nuestro camino?

Lo que tarda el metro en llegar desde la estación Ciudad Universitaria a Moncloa es lo que tardó un grupo de chicos en colocar una tela blanca pintada con líneas negras y con una secuencia de números. ¿Qué pasa? ¿Para qué es esto? ¿Y esto qué es? Preguntaba alguna de las personas allí en el metro que se impacientaban y sentían curiosidad por ese elemento tan extraño en un vagón de metro.

Pero en prácticamente segundos calmaban su curiosidad o la aumentaban, al llegar a Moncloa subía un chico con un cartel donde podíamos ver un número, su peso, su altura y los años que había sido condenado. Mirando hacia delante, hacia la derecha y después hacia la izquierda se hacían unas fotografías típicas de los presos mostrando el cartel que portaban ya que iban con fotógrafo propio y todo. Tras subir al tren y hacerse las correspondientes fotografías, el preso contaba porqué  le habían condenado, porqué era preso de esta sociedad en la que nos encontramos. Aceptamos todo lo que nos dicen, pensamos en aquello en lo que nos dicen que pensemos, miramos lo que nos dicen que miremos… este grupo de jóvenes lo único que quería era aportar su crítica propia a una sociedad que nos convierte en una masa alineada por los medios de comunicación y por aquellos que mandan, lo único que querían defender era la libertad de expresión y de conciencia.

Pero no pensemos que sólo subió un preso, sino que subieron dos presos más en las posteriores estaciones, la gente miraba sorprendida como diciendo ¿otro más? Cada uno de los presos defendía una causa diferente y contaba su caso imaginario particular pero sin pedir nada, simplemente un momento de atención abogando por la libertad de expresión y de conciencia y dando que pensar a toda aquella gente que iba en el metro despertando su conciencia.

Había que tocar dentro de esas personas, hacerles daño desde el buen sentido para que abrieran sus ojos y se dieran cuenta de que muchas veces hacemos las cosas de forma mecánica, como mandados por esa gran sociedad a la que pertenecemos y donde no siempre las cosas son justas y están bien.Todos somos distintos y libres, tenemos diferentes opiniones y pensamientos, deberíamos hacernos escuchar  ya que esa masa de la que formamos parte, es la que forma la mayor parte de la sociedad.

Esta actuación se repitió en tres líneas diferentes de metro desde las 11 y 30 hasta las 13 horas aproximadamente, cambiando simplemente el orden de actuación de los presos, el lugar y público objetivo, que también era diferente en cantidad dependiendo del lugar. Los objetivos, el contenido, los miembros y las ganas que le pusieron eran las mismas en los tres sitios.

¿Qué pensarías si fueras tú el que se encontrara con esto en el metro un día cualquiera? ¿Curioso no crees?

1 comentario:

  1. la iniciativa está muy bien, pero hay q hacer más y mejor, el impacto será mucho mayor si se hace todavía mejor. Vuestra protesta está cerca de la performance, si os perfeccionáis más con un poco de teatro (en cuanto a técnica de expresión y voz) haréis q vuestro mensaje llegue mucho más a la gente y que sea más impactante, poraue la idea está genial y la forma en la que la ponéis en práctica todavía más...
    es un consejillo, no va de malas, es que con un poco más sería la perfección

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